Armado sólo con un teléfono, un escritorio, un sueño y una visión, el joven Karsten Frahn, de pelo alborotado, decidió que la oficina bajo las escaleras de su casa en Coventry era demasiado pequeña y se trasladó a una oficina algo menos pequeña en Leamington Spa, en las Midlands inglesas, decidido a construir su negocio de caudalímetros de Clamp-On. 

El Director General de Katronic, Andrew Sutton, fue también su primer empleado después de que Karsten le rescatara de su vida en un banco, lo que le convierte en la persona a la que acudir para informarse de todo, desde los detalles de la aplicación y los alcances del sistema de menús de los productos hasta los detalles más finos de la máquina de café de la empresa. En lugar de rellenar formularios y negar hipotecas a la gente, Andy ha pasado su vida laboral metido en agujeros, dejándose caer en plataformas petrolíferas y sujetándose a tuberías de agua por todo el mundo.

Veinticinco años después, Katronic es una empresa de instrumentación en crecimiento, con una oficina y una fábrica mucho más grandes, muchos más empleados, más de un teléfono y filiales en Union, Nueva Jersey y Vaunaveys-la-Rochette, que está en esa excelente parte del sur de Francia donde el vino es increíble y se juega al rugby. El propio Karsten, con el pelo ya despeinado, instaló una oficina en su ciudad natal, Wernigerode, en el este de Alemania, donde ahora vive el departamento de investigación y desarrollo y fluye el desarrollo de nuevos productos. Los caudalímetros Katronic se venden en todo el mundo a través de una red de distribuidores, desde operaciones mineras en Sudamérica y petroquímicas en Kazajistán, hasta plásticos en Sudáfrica y tratamiento de aguas residuales en el sur de Londres.

Mientras seguimos creciendo y desarrollándonos, seguimos estando muy agradecidos al gran equipo de personas con las que trabajamos: nuestro personal, nuestros socios globales, nuestros clientes y proveedores. Estamos entusiasmados por ver a dónde vamos.

Mantenga la calma – ¡y clamp on!